Se dice vulgarmente en algunos lugares que la educación “se mama” aludiendo al acto que realiza un bebe al alimentarse del seno de su madre, lo cual nos hace referencia a que desde el seno materno y desde muy pequeño el ser humano se va formando y va a aprendiendo ciertas cosas, desde la educación hasta lograr su propio carácter.
Esta singular forma de expresión me hace caer en cuenta del enorme tumor cancerígeno al que nos enfrentamos actualmente, y que así como el cáncer de mama ha figurado entre los principales problemas a los que se enfrenta la mujer hoy en día, de la misma forma nos enfrentamos como sociedad a uno de los más grandes conflictos que nos acechan, y cuya raíz se encuentra en la familia.
Es cierto que los niños por simple instinto repiten lo que ven, y cuando un pequeño crece con gritos, golpes y groserías no siempre su destino será la triple A, sino que podría llegar a ser simplemente uno de esos jóvenes que consumen fuerzas e inteligencia en hallar la manera perfecta de entrar a alguna casa, conseguir dinero y poder comprar algún tipo de estupefaciente.
Puede parecer gracioso el hecho de que un niño de 6 años “esconda” mochilas de sus compañeritos con el fin de pedir la “recompensa” y conseguir 5 pesos que le permitan comprar sus papas y su gansito; pero les apuesto a que no sigue siendo tan gracioso cuando leemos en el periódico la nota del hombre que “escondió” a un caballero para conseguir la “recompensa” y lograr comprarse un coche. ¿Distinto?. A mi forma de ver si desde pequeño un niño se acostumbra a realizar ciertas acciones por “bien-intencionadas” que sean o chistosas que parezcan, estas pueden ir creciendo y desarrollar muy malos hábitos. Esconder, secuestrar, recompensa, rescate, las letras que las conforman no son tan distintas y las acciones tampoco.
Vamos, no es pesimismo, es realismo. Es momento de que nos demos cuenta de que cada una de nuestras acciones tiene una consecuencia y que cada cosa que hacemos va formando una línea en nosotros sin importar sexo, religión y color de piel, pertenecemos todos a la misma raza, la humana, y estamos igual de tentados unos que otros. Nos dominan los mismos sentimientos, tristeza, alegría, enojo, amor, pasión, hambre, sueño, ilusión. Todos nos sometemos al mismo ritmo de vida y lo único que hacemos a la larga es lastimarnos entre nosotros en lugar de ayudarnos mutuamente.
Desde hace tiempo se viene discutiendo el tema de la unión familiar; las modernas teorías nos hacen ver que mientras más joven se separe una persona del seno paterno con mayor velocidad estará preparado para enfrentarse al mundo, el problema se encuentra en que el simple hecho de separarnos de la familia no nos hace madurar y no nos brinda las armas necesarias para conquistar nuestro espacio y por el contrario si no estamos lo suficientemente preparados, la experiencia nos puede dejar bastante atontados.
Ahora bien, tampoco es garantía permanecer siempre bajo la protección de los padres puesto que en dado caso no se desarrolla la toma de decisiones ni la capacidad de distinguir y sopesar las consecuencias de nuestros actos.
¿Soluciones?... Pensemos, motivémonos a pensar, los caminos fáciles, la desidia, la neutralidad y la falta de entusiasmo son los elementos que nos han traído hasta donde estamos, en un mar en que la corriente manda, en un mundo cada vez más loco en donde hacen falta malas noticias para creer que estamos vivos, en el que si no vemos una nota roja en los noticieros consideramos que fue un mal día, no sucede nada interesante... Ahora resulta que matarnos es interesante, somos una rara especie no cabe duda.
Cuando el cáncer de mama empezó a aniquilar a cientos de mujeres una tras otra los científicos, médicos y empresarios unieron fuerzas para poder atacar el mal que nos aquejaba, pero hace ya tiempo que los humanos nos matamos unos a otros bajo cualquier pretexto, conseguir dinero, diferencia de religión, conquistar territorio, convencer ideologías o preservar razas y pese a todo, son pocos los grupos que en realidad se han decidido a trabajar, cuando el diagnóstico es lo mas sencillo, hay que empezar por educar a la familia, hacernos conscientes de nuestras decisiones y sus consecuencia y hacernos abrir los ojos para ver que el hoy que vivimos es exactamente el mismo mañana que estamos destruyendo.